RINCONES OCULTOS del Bosque de Chapultepec
Altar a la Patria, Bosque de Chapultepec
Dispuesto a unos cuantos pasos de la entrada principal del Bosque de Chapultepec, una vez superada la Puerta de los Leones, este monumento está dedicado a la memoria de los Niños Héroes.
El Altar, hecho en fino mármol blanco, muestra en un primer plano a una mujer (la Patria) acompañada de sus hijos (uno de ellos caído en batalla) y es uno de los espacios más emblemáticos de este popular parque de la Ciudad de México. Sin embargo, no muchos saben que ahí descansan los despojos de algunos los protagonistas de aquel infausto capítulo de nuestra historia. ¡No dejes de admirarlo en el Bosque de Chapultepec!
Fuente de la Templanza
Mandado construir por el presidente Pascual Ortiz Rubio en 1931, este conjunto muestra como personaje principal a “David con su honda”, obra del escultor jalapeño Enrique Guerra.
Como dato curioso, esta pieza, que muestra primorosamente al vencedor del mítico gigante Goliat en una escala casi real, fue realizada por el autor muchos años antes (hacia 1908), sin saber cuál sería el destino final de la efigie “dominado sobre una fuente entre los verdes parajes del Bosque”.
Para llegar a este bello escenario, que actualmente no se encuentra más en funciones (ya no lucen como en antaño sus grandes chorros de agua saltando elegantemente a diferentes horas del día), puedes hacerlo, avanzando -a pie o en bicicleta-, por la Avenida Colegio Militar hasta encontrarte con los discretos andadores que te permitirán descubrir esta hermosa fuente y sus elementos decorativos dispuestos a sólo unos cuantos pasos de otros tres tesoros del Bosque de Chapultepec.
Ahuehuete “El Sargento”
Según la tradición, fue el famoso rey poeta de Texcoco, Nezahualcóyotl, quien, en uno de sus múltiples paseos por el Bosque de Chapultepec (invitado seguramente por el tlatoani de México-Tenochtitlan, Moctezuma Ilhuicamina) sembró este otrora robusto árbol hacia el año de 1460. Efectivamente, en varios documentos que narran la historia del orgulloso pueblo azteca, se pueden advertir algunos pasajes en los que se describe cómo el sabio gobernante acolhua participó activamente en la siembra de varios ahuehuetes en la zona, “donde también abundaban los manantiales y la entrada al inframundo”.
En nuestros días, aunque el llamado Sargento es un árbol de larga duración (los ahuehuetes pueden alcanzar los 400 años sin mayor problema) ya no es más un ser vivo. No obstante, aún luce fuerte y erguido su grueso tronco tal y como lo vislumbraran el soberano texcocano y su contraparte, el primer Moctezuma, cuando lo plantaron una hermosa mañana de primavera en el Valle de México ¡hace más de 500 años!